Tocar y estudiar

¿Es lo mismo tocar que estudiar? La respuesta corta es: NO.

La respuesta larga os la explico en este post y cuando terminéis de leerlo, vuestro rendimiento habrá aumentado hasta límites que no podiais imaginar. ¡No os lo perdáis!

Tocar y estudiar

¿Tocar y estudiar no son lo mismo?

«Tocar y estudiar» son dos actitudes distintas que podemos tener ante el instrumento. Se parecen mucho y es posible que quienes nos escuchen practicando en casa no se den cuenta de sus diferencias.

Sin embargo, si somos capaces de diferenciar bien estas dos actitudes y llevarlas a nuestra práctica diaria, nuestra capacidad de aprendizaje y de presentación en público mejorarán muchísimo en muy poco tiempo.

Antes de empezar, hay que aclara qué tienen en común las dos actitudes: hacer música. Tanto al tocar como al estudiar, nuestro objetivo vital no cambia.

Otro dato curioso es que la diferencia entre tocar y estudiar no es que al tocar, lo hagamos con la obra completa y al estudiar con un fragmento más corto: podemos perfectamente tocar un fragmento breve.

La diferencia entre las dos actitudes está, por lo tanto, en otro aspecto interesante que os explico a continuación.

Tocar y estudiar

¿Qué es "estudiar"?

Cuando estudiamos, debemos detenernos ante cualquier fallo, error o duda y practicarlo hasta que lo tengamos dominado. En general, estudiamos fragmentos cortos, no la obra completa. Es decir: si al sentarte a estudiar tocas la obra de arriba abajo, ¡no estás estudiando!

Para aprender bien el fragmento que queramos estudiar podremos usar todas las herramientas que tengamos a nuestro alcance: imaginar cómo queremos que suene, pensar en los movimientos que debemos utilizar, practicarlo despacio, usar metrónomo, aislar dificultades, subdividir el ritmo, estudiar manos separadas, etc.

Poco a poco irá saliendo mejor y entonces podremos probar a «tocar» ese fragmento que hemos estado estudiando.

Tocar y estudiar

¿Qué diferencia a la actitud de "tocar" ?

Cuando tocamos, debemos continuar pase lo que pase: seguir adelante con nuestra interpretación pese a que haya un fallo, un error o una duda. La actitud de tocar también debe practicarse al terminar de estudiar un fragmento. No podemos esperar que el día del concierto seamos capaces de continuar la pieza a pesar de habernos equivocado en algo si previamente no hemos practicado esa capacidad.

Por lo tanto, cuando estudiamos debemos seleccionar un fragmento que queremos mejorar. A continuación, en el momento en el que pensamos que ya está superado, es conveniente practicar el «tocar» solo ese fragmento con la actitud de seguir adelante pase lo que pase.

Tocar y estudiar

Tocar y estudiar: cuestión de actitud

Si no estudias en el momento del concierto, sobre el escenario, ¿por qué tocas cuando deberías estar estudiando? A todos nos ha pasado: nos sentamos a estudiar y en lugar de practicar lo que todavía puede mejorar, nos dedicamos a tocar sin detenernos. De esta manera lo que estamos haciendo en realidad es practicar errores y con ello, perfeccionándolos.

Tocar y estudiar requieren mucha disciplina: es fácil caer en la tentación de seguir tocando cuando hemos cometido un error pequeño pero también es difícil continuar tocando en un concierto en el momento de cometer un error si no hemos practicado esa capacidad de continuar pase lo que pase.

Diferencia bien las dos actitudes de tocar y estudiar y ya verás cómo tu rendimiento mejora mucho tanto en el aprendizaje de la obra como en tu presentación en público.

Por eso hay que practicar las dos actitudes y entender que las dos son necesarias y muy útiles, teniendo cada una su propio momento de aplicación.

¿Y tú? ¿Qué fragmento vas a estudiar y a tocar hoy? 

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