Cómo estudiar para alcanzar tus metas
Aprender a tocar un instrumento musical requiere un tipo de estudio distinto al de otras materias. Por eso, para tener éxito, conviene estudiar desde distintas perspectivas. Como explicaba en esta entrada del blog, estudiar no es lo mismo que tocar. Para lograr un estudio eficaz, es conveniente tener algunas ideas claras que os explico a continuación. En las próximas semanas y meses compartiré otras herramientas para un estudio eficaz, para que podáis incorporarlas todas poco a poco.
En primer lugar, hay que tener en cuenta que el aprendizaje de un instrumento es un aprendizaje en espiral. Esto quiere decir que, desde el primer momento, practicamos movimientos y conceptos que repetiremos una y otra vez a lo largo de los años, cada vez con más precisión.
Mentalmente activos
Dado que la práctica instrumental implica realizar muchas repeticiones, es fácil caer en automatismos, que suelen ser muy perniciosos. Por ese motivo es importante mantenerse mentalmente activos y no repetir nunca nada sin una intención musical o técnica. Antes de comenzar, conviene imaginar qué deseamos conseguir y a continuación, practicar con esa intención. Por otra parte, no solo es necesario pensar antes de empezar, sino que es conveniente anticiparse mentalmente a los dedos mientras estamos tocando. De esa manera mejoraremos mucho nuestra concentración y nuestros resultados.
Metas alcanzables
Las metas musicales que nos establezcamos tienen tres posibles temporalizaciones:
- Objetivos de la sesión de estudio
- Metas a medio plazo
- Propósitos a largo plazo
Es muy importante que nuestras metas sean alcanzables dentro de su tiempo de desarrollo y de nuestras posibilidades musicales. Es decir, no podemos pretender aprendernos una obra completa en una sola sesión de estudio como tampoco podemos aspirar a convertirnos en intérpretes de talla internacional en cuestión de seis meses.
Establecer metas alcanzables dentro de cada tiempo nos ayudará a avanzar de forma ordenada y sostenida durante un largo plazo de tiempo. Por ejemplo: podemos fijarnos el objetivo de aprender un pasaje en particular en nuestra sesión de estudio. Al día siguiente podremos repasar ese pasaje y aprendernos uno nuevo hasta lograr la meta de aprendernos la obra completa en un tiempo razonable.
Repetir con sentido
Por último, las repeticiones son necesarias, pero debemos hacerlas con sentido. Es decir, o para afianzar algo que ya nos sale como deseamos o para corregir algo que todavía está en proceso.
Hay que tener mucho cuidado con practicar errores, ya que lo que se practica, ¡se perfecciona!